El útero.
“El seno de la madre es el hogar del futuro niño hasta su nacimiento. Es su primer interior y no hay duda de que lo lleva permanentemente con él. El hombre es un niño siempre pero jamás vuelve a ese espacio, si no es en sueños o juegos sexuales. En el caso de la mujer, constituye un elemento esencial de la arquitectura de su cuerpo, un lugar de intimidad y confort que hay que proteger a toda costa. Si un espacio se concibe más como un útero que como una habitación, todo lo que contenga y el uso al que se destine se verá influido por esta concepción.” Coates.
Cada espacio #interior que habitamos influye directamente en nuestro ser y sentir. Nos demos cuenta o no de ello, somos afectados por los elementos del entorno que nos rodea.
Sin entrar en tópicos esotéricos, muchas veces percibimos un cambio en nuestro humor después de haber ingresado a un espacio interior determinado, o incluso después de haber movido algunas cosas de lugar o pintado la pared de un color distinto.
Más allá de la novedad, estos cambios nos afectan directamente y a largo plazo. Aún cuando las diferencias sean sutiles, nos podemos dar cuenta de que hay “algo que fluye mejor” y me siento más cómoda o “algo que me hace ruido” y me siento molesta.
Escuchar las señales que nos da nuestro cuerpo es fundamental para lograr relacionarnos mejor con el entorno y reconocer las cosas que podemos modificar para mejorar nuestra calidad de vida.
Percibimos el mundo a través de los cinco sentidos (vista, tacto, gusto, oído y olfato). Estos sentidos deben ser los principales aliados para los profesionales del diseño, de manera que las herramientas utilizadas para estimularlos sean elegidas a conciencia y así el resultado final sea exitoso.
El éxito aquí reside en la obtención del beneficio planteado a inicios del proyecto, cuyo objetivo, por ejemplo, puede ser optimizar la calidad de vida del cliente eliminado elementos que lo sobreestimulan o irritan si se trata de una persona ansiosa. Otro punto importante a tener en cuenta son los colores. No es casualidad que sintamos atracción por unos y rechazo por otros.
La sensación que nos provocan ciertos #colores tiene relación con aspectos culturales (simbolismo), históricos (experiencias de vida) y hasta fisiológicos.
Aprender a reconocer cuáles son “nuestros colores” tiene un poder de influencia en la calidad de vida que va mucho más allá de lo estético o la moda.
Al tratar los espacios interiores como “úteros” que nutren y dan forma a nuestro día a día, podemos darnos cuenta de lo profunda que es la influencia de todos los factores que habitan en él. Y, así, potenciarlos o no a conciencia para aprovechar lo mejor de cada recurso.
No es necesario invertir grandes sumas de dinero ni tener a disponibilidad espacios amplios. Simplemente, basta con hacer un análisis más profundo de todos los elementos a nuestro alrededor, los colores, texturas e iluminación para identificar cuáles nos conviene conservar, modificar, reciclar o desechar.
La clave está en “observar con todos los sentidos” (no solo con la vista) y comprender las sensaciones y emociones que nos provocan los elementos que nos rodean.
Silvia Porro e Inés Quiroga hablan sobre esta forma de mirar el mundo en su libro El Espacio en el Diseño de Interiores, bibliografía obligada para todos aquellos que quieran adentrarse al mundo del interiorismo.
Te la recomiendo porque es sintética, clara y precisa con tips simples que te ayudan a comprender mejor los misterios de cada tipo de ambiente.
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Nos leemos pronto.
Con cariño...
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