¿Hay algo más inútil que perderse en una espiral interminable de comparación? La envidia te deja una sensación como la peor de las resacas ¡y puede durar días!
Comparar otras formas diferentes de hacer las cosas para encontrar inspiración está genial.
Compararte con otras personas no tanto. Sobre todo porque siempre (ad)miramos a quienes están a donde nos gustaría llegar. Y, realmente, no conocemos todo el laburo que hay por detrás ni los sacrificios que tuvieron que hacer para llegar ahí.
Cada persona es un evento único e irrepetible del universo en este pequeño momento que compartimos mientras vivimos.
Suena medio esotérico, lo se, pero seguime leyendo.
Si tenés un conjunto único e irrepetible de habilidades, talento, pasiones y fortalezas para hacer (y ser) en este mundo el cambio que tanto soñás. Entonces, ¿por qué desperdiciar energía valiosa en envidiar lo que el otro tiene?
Lo del otro NO siempre es mejor.
Mejor, enfocate en esa meta que querés lograr y preguntale a quien ya haya pasado por ese camino "¿cómo llegaste ahí?". No tengo dudas de que le va a encantar compartir con vos anécdotas de todo lo que aprendió en el proceso.
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Nos leemos pronto.
Con cariño...
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